‘X-Men: Days of Future Past’: ¿mucho hype y pocas nueces?

Con la frase del título en la mente salieron, con toda seguridad, muchos espectadores de las sales de cine. Un reparto de lujo, mutantes y la esperanza de ver al mejor Bryan Singer, ese director que se ganó el respeto delos cinéfilos con «Sospechosos habituales» en 1995, parecían suficiente reclamo. Lo cierto es que lo fueron atrayendo a cantidades ingentes de fans, como demuestra su recaudación en taquilla, pero eso no significa que hayan salido satisfechos de la película a la que acudían con enormes expectativas después del buen sabor de boca que dejó «X-Men: First Class» de su amigo Matthew Vaughn.

La cuestión es que esta ‘intecuela», como Singer se congratula en denominar, no deja indiferente. Tras de sí, acumula grandes cantidades de detractores, pero también considerables dosis de adeptos.

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Abogando quizás por aumentar la notoriedad del filme, Singer dota a la cinta de cierto dramatismo, que si bien se queda en tierra de nadie a la hora de conseguir una pretendida profundidad, merma la característica principal de las películas de este tipo, la acción. Y es que los espectadores acuden a ver películas como ésta en arias de lucha, creyendo que los mutantes, sus poderes y sus batallas les harán evadirse de una realidad que, a veces, resulta incluso peor. En cambio, en esta ocasión se topan con problemas fraternales, histerias y corazones rotos y claro, muchos salen defraudados de las plateas.

Es no quiere decir que «X-Men: Days of Future Past» sea una mala película. Para nada. Simplemente que sacrifica la superficialidad de unas batallas infundadas por otras menos físicas pero más justificadas. Así, ganan protagonimo algunos personajes, como los de Jennifer Lawrence -en la piel (azul) de Mística- y un inconmensurable James McAvoy. Para algunos, esta dosis de drama que Singer incluye en el filme no estará a la altura de lo que buscaban y estarán en lo cierto si se compara con las pocas escenas de acción que se tramitan en la cinta, apenas una batalla que valga la pena considerar contra los centinelas, los grandes enemigos de los mutantes.

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Pero pese a los rechazos, esta ‘intercuela’ ha dejado más, ha matizado en otros aspectos y en algunos de ellos ha acertado. Gracias a ello, el público seguramente ha disfrutado de una de las escenas preferidas para la gran mayoría, la protagonizada por Mercurio (desternillante Evan Peters), un personaje que esperemos tenga cabida en la próxima.

Po otro lado, Bryan Singer ha hecho converger a dos generaciones en el filme, si bien es cierto que los de la generación adulta realizan apenas un cameo.

El director incluso se permite algún puñetazo en la mesa, un ‘aquí estoy yo y no me gusta lo que tú, Brett Ratner, hiciste con la tercera de la saga’.

A pesar de sus defectos, «Days of Future Past» se convierte en una de las mejores, sino la mejor de la saga, aunando diferentes elementos que, si bien necesitan de maduración, convergen a la perfección y ofrecen lo que muchos buscan al comprar la entrada, un espectáculo, pero uno bastante más completo.

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