Frances Ha, de Noah Baumbach

Frances es una chica de 27 años que a pesar de su edad no se rinde ante el descenso de sus posibilidades de convertirse en bailarina y triunfar como tal, acompañada casi siempre por su amiga Sophie y por una serie de personajes que irán apareciendo a medida que su situación sea menos optimista de lo que muestra la protagonista.

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Frances Ha es una oda a la juventud, a esa necesidad de mantener la frescura y el resplandor de esos años conforme se pasa a la edad adulta y las preocupaciones y responsabilidades se convierten en vicisitudes con las que hay que lidiar por uno mismo, que hay que afrontar para seguir adelante.

Aunque cierta mordacidad queda patente en algunos diálogos, el guión compuesto por Greta Gerwig y Noah Baumbach adquiere veracidad, sentido de la realidad cuando ésta, la protagonista del film lo representa. Baumbach capta las emociones y las traslada al riguroso blanco y negro en el que se desarrolla la película, mientras Gerwig, reina del indie estadounidense, es la encarada de entenderlas y expresarlas, tarea para la cual posee una pasmosa capacidad.

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De la mano de Frances Ha se sufre, pues en ocasiones llega a ser tan ingenua, tan inocente que despierta esa necesidad de protegerla ante los problemas que la vida pone a su paso y que, de primeras, quizás se tema que no llegue a esquivarlas. 

Pero también es una historia para sonreír. Su sencillez, su candidez le da un encanto difícil de sortear de forma que lo más probable es que uno caiga rendido a sus pies.

Es un desastre de cabellos ensortijados adorable.También aborda temas como la amistad y el sentido de la lealtad, el sufrimiento, la decepción de creerse traicionado por alguien cercano e importante, tanto como para denominarla su persona, que empuja a la protagonista hacia un mar picado en un bote a la deriva, tratando de encontrarse a sí misma y salir a flote por sí sola sin ese espejo en el que mirarse y apoyarse.

 

El azote de Steve McQueen a la esclavitud

Steve McQueen ofrece una versión de la esclavitud radicalmente diferente a la que estamos acostumbrados. Normalmente, las historias en torno a uno de los episodios más oscuros y vergonzosos de los Estados Unidos son contadas o bien por americanos o bien por directores blancos, avergonzados de las abominaciones que se cometieron en el pasado. McQueen no es americano y es negro, pero curiosamente ofrece una historia que se siente más cercana que ninguna de sus predecesoras

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La historia gira en torno a un músico negro al que después de engañar y drogar arrebatan su condición de hombre libre vendiéndolo como esclavo, alejándolo de su familia para trabajar a las órdenes de un tirano en una plantación de algodón.

Tras sortear todo tipo de calamidades, cada cual más cruel, Solomon Northup (Chiwetel Ejiofor)  asesta el golpe de gracia en su inquebrantable lucha por retornar junto a los suyos.

Esta brutal película no solo versa sobre la esclavitud sino sobre la supervivencia y el esfuerzo de un hombre por mantener viva su esperanza pese a ver y a sufrir en carne propia todo tipo de barbaries. 

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MCQueen, director siempre desafiante en sus proyectos, relata esta excelente historia basada en hechos reales de una forma desgarradora, dura y provocadora. Reta al que la vea a cuestionar los motivos de tan fútil maldad, y lo hace mediante escenas tan explícitas que cuesta sacarse de la memoria y, sobre todo, del corazón.

Pero Steve McQueen no es el único responsable de que esta cinta deje una huella imborrable sino también un elenco en estado de gracia. Chiwetel Ejiofor arrebata con su interpretación como protagonista; la expresión de Lupita Nyong’o, con apenas tres conmovedoras escenas durante toda la película le augura un prometedor futuro. Hasta Sarah Paulson está genial. Pero sin duda la interpretación más espectacular es la de Michael Fassbender que supera la hazaña de dar vida al personaje más vil de la película, labrando un personaje que supura crueldad por cada poro de su piel, en cada uno de sus gestos, logrando que sus espeluznantes gritos no solo afecten a los esclavos a los que van dirigidos sino que traspasen la pantalla. Fassbender consigue que el espectador sienta la ira y la amargura que este terrible personaje derrocha.

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Sin duda, una oscura película que no dejará indiferente a nadie. Quién sabe si Steve McQueen se ganará por derecho propio que se le recuerde cuando se mencione su nombre y no sea al querido marine de Hollywood el que venga a la mente. Quién sabe se alzará con el título de ser el primer director de raza negra en ganar una estatuílla dorada o conseguirá el premio principal de la gala del dos de marzo. 

Y quién sabe si el desalentador relato de «12 años de esclavitud» llegará a convertirse en un clásico con el paso del tiempo. El azote de cruda realidad sobre este episodio bien lo merece.