Boyhood (momentos de una vida), de R. Linklater, el maestro del tiempo en la gran pantalla

Hay profesionales que no se dan nunca por satisfechos, y siempre tratan de hallar la fórmula idónea para mejorar, y con ellos su trabajo. Algunos incluso, cuando creen atisbar una posibilidad para acercarse a tan anhelado triunfo, se atreven a saltar de cabeza al vacío, sin pensar en las consecuencias. Richard Linklater es uno de estos profesionales. Un director ecléctico que a pesar de contar con películas más ligeras se ha empeñado en mostrar en la gran pantalla la evolución de los personajes. Ha tratado en varios ocasiones captar con la cámara la vida, y lo ha conseguido de una forma un tanto particular.

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Primero, sorprendía a todos con la trilogía «Before…», en la que nos mostraba la evolución de una relación amorosa a lo largo del tiempo. Pero como siempre Linklater, lo hacía de una forma singular. No se contentó, como muchos otros directores en sus filmes, con reflejar el paso del tiempo en una misma película y con diferentes actores que interpreten la misma versión de los protagonistas en diferentes etapas de la vida. El texano prefierió y sigue prefiriendo ser realista y mostrarlo tal cual es, incluso si para ello debe dejar correr nueve años entre cada una de las cintas y que en sus protagonistas (en el caso de la trilogía Julie Delpy y Ethan Hawke) se perciban las huellas que el tiempo sella maliciosamente en la piel de sus protagonistas.

Si bien la laureada trilogía fue un enorme atrevimiento y un éxito de crítica, Linklater no se dio por satisfecho, quis mejorar la fórmula y hacerlo en 166 minutos. Desde hace muchos años venía reflexionando sobre una forma de mostrar eso mismo en una sola película, y no fue hasta 2002 que materializó esas inquietudes. Doce años más tarde éstas se han concretado al fin en una cinta, en «Boyhood» que llega para reafirmar el talento de un director que nunca se da por satisfecho, no se encasilla y sigue buscando la forma de crear.

«Boyhood (momentos de una vida)» es ciertamente un hito en la historia del cine. Pero… ¿es una obra de arte? ¿Linklater ha cambiado la forma de ver el cine? ¿Qué tiene la película que no tenga otras? Solo el tiempo dirá si esta película merece ser catalogada a la altura de grandes productos con los que el séptimo arte ha contribuido. Pero lo cierto es que por primera vez se ha llevado a la gran pantalla la evolución de unos personajes de forma real durante doce años. En la película, a través de los cortes de pelos el respetables es capaz de seguir el paso del tiempo en Ellar Coltrane, vemos cómo ese tiempo desgasta también a sus padres, algo tremendamente osado por parte de Patricia Arquette y Ethan Hawke y a lo que muchos se hubiesen negado en rotundo. No cualquier intérprete se hubiese prestado a un experimento como éste, y menos en una sociedad tan vanidosa como la élite actoral de Hollywood, dond euna arruga puede arruinarle la carrera a uno. En la cinta de Linklater, Arquette y Hawke envejecen, y dejan patente que el tiempo tiene una manera bastante cruel de manifestarse. Pero esta película es un experimento de un director insaciable, y correr ciertos riesgos es algo necesario, incluso imprescindible, para el éxito del producto final.

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«Boyhood» cuenta la historia de Mason (Ellar Coltrane) desde que tiene 6 años hasta que cumple los dieciocho. El divorcio de sus padres, las peleas con su hermana mayor, las mudanzas y el continuo empezar de nuevo en una ciudad y un colegio completamente diferentes. Una vida lejos de su padre (Ethan Hawke), con el que apenas puede compartir momentos episódicos, los fracasos sentimentales de su madre, el primer amor, y el primer desamor y, por fin, la emancipación.

La cinta de Linklater muestra la vida Mason pero bien podría estar contando, con matices obviamente, la de cualquier espectador. Eso es lo que hace de «Boyhood» una cinta interesante. Linklater tiene una pasmosa capacidad para captar la rutina de lo cotidiano y hacer que esta parezca especial. Linklater se ha ganado ya el favor de la crítica, y parece que del público estadounidense también (20 millones para una cinta de estas características es una cifra a considerar). En España se ha estrenado el 12 de septiembre y veremos cómo responde. Suena ya, «Boyhood» como una de las favoritas carrera de los Oscar. Cabe recordar que todavía es septiembre y la carrera por la estatuilla es una de fondo, y aunque a veces haya sorpresas, en la Academia son bastante convencionales y suelen regirse por los mismos patrones año tras año. La presencia de la cinta de Linklater parece una posibilidad bastante factible, al igual que se perfila la posibilidad de un hueco para Patricia Arquette, contundente en el papel de una madre sufridora y sacrificada. El que debería tener en cambio presencia debería ser Linklater, premiado a mejor director en Berlín, por su increíble contribución al cine, pero el resto de contendientes en una categoría muy disputada y con solo cinco plazas vacantes deja todo en el aire. Para esto habrá que esperar pero la Academia apenas hizo caso a la trilogía «Before…» que con su despedida solo logró nominación a mejor guión original (LInklater, Delpy y Hawke) y no consiguió la victoria.

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Pero qué más da. A Richard Linklater no parece importarle. Ha cambiado la manera de hacer cine, como muchos otros lo hicieron en su momento, y por eso a merece una digna mención. Además, la humanidad con la que retrata a sus personajes, su ojo crítico pero verosímil ya se han ganado muchos corazones y quién sabe, quizás algún día nos muestre qué ha sido del Mason adulto, ya sabemos lo que le gusta. Eso sí, esperemos (o imaginemos) que un Ellar Coltrane adulto puede ser menos soso y tener más carisma que la que ha demostrado aquí. Sus padres en la ficción serían buenos maestros para encarrilarlo. Linlater ha demostrado que si quiere, puede. Ha demostrado que puede hacer d euna película una máquina del tiempo. Y él, de momento, es el único que tiene la llave.

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‘Antes del amanecer’: «Por la mañana seremos historia»

Como si de un documental se tratara, Richard Linklater dirige el inicio y transcurso de una historia de amor juvenil que comienza en un tren y se desarrolla a lo largo de un día de paseo por la bella Viena.

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Un intenso romance entre un joven francesa, Cèline (Julie Delpy) y un engatusador norteamericano (Ethan Hawke), tan breve como inesperada pero que macará el devenir de sus vidas.

Con diálogos inteligentes y sutiles, estos jóvenes no solo se enamoran y descubren el uno al otro sino que también cautivan al respetable, desvelándoles un halo nostálgico que embriega. Film natural y sencillo que recuerda a la vida misma y que con varios años de separación entre ellas continúa con dos secuelas, ‘Before Sunset’ (Antes del Atardecer) y ‘Before Midnight’ (Antes del anochecer), más recomendables incluso, sobre todo esta última, que la que que abre la trilogía.

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Me quedo con la frase de Cèline a Jesse durante la noche que pasan juntos: «si existe alguna magia en este mundo debe estar en el intento de comprender a alguien al compartir algo… Lo sé, es casi imposible lograrlo, pero, qué importa eso. En el intento debe estar la respuesta».